martes, 29 de noviembre de 2011

La agenda oculta: dinamitar el estado

Es frecuente que se mire con recelo a los que arguyen la presencia de tramas conspiratorias por debajo de ciertos acontecimientos mundiales. Hay algunas de esas hipótesis que dan risa: el 11M, el Apolo XI no llegó a la luna, etc. Pero no se puede poner todo en el mismo saco. La actitud contraria es la de tomar los acontecimientos del día a día con la ingenuidad de un cuento de hadas. Hay grupos de presión, objetivos no declarados, agendas ocultas, servicios de inteligencia, etc. Hay cientos de películas de Hollywood que muestran estas cosas, de forma mas o menos creíble. Me refiero a películas como Syriana, Caza a la Espia(Fair Game), Missing, El Jardinero Fiel (the Constant Gardener) etc, que recrean acontecimientos reales y nos revelan los entresijos y objetivos ocultos de los estados o de los grupos económicos. Se puede desconectar al salir del cine, y creerse, por ejemplo, que la invasión de Irak se debía a la honesta creencia de que el gobierno de Saddam Hussein estaba conectado con Al Qaeda o representaba un peligro por un eventual ataque con armas de destrucción masiva contra territorio americano. Desgraciadamente hay demasiados ciudadanos ingenuos que pueden aceptar estos argumentos u otros similares en otros casos.

Discernir entre las teorías conspirativas fundadas o absurdas exige un análisis detallado de los hechos. La tarea es parecida a la de una labor detectivesca y las preguntas son las mismas. La primera, ¿a quien beneficia? Después hay que ver si las piezas casan. Si las coartadas son creíbles, cuales son los colaboradores necesarios, etc.

Desde hace tiempo se vienen produciendo cambios en el terreno político y económico que apuntan siempre en la misma dirección. Poco a poco el sector privado va tomando el control de las infraestructuras básicas de un país y con ello limitando la capacidad del estado de controlar esos recursos. Desaparecen las compañías públicas de transporte, las compañías eléctricas, las de telefonía, los hidrocarburos, etc. Muy pronto el control de aeropuertos puede privatizarse, los medios de comunicación, etc. ¿Porqué? El argumento oficial es, en primer lugar, el que la gestión privada es mas eficiente, que la competencia es buena para el servicio, que los monopolios son malos. Si es cuestión de competencia, no se entiende entonces porqué se limita de manera deliberada el número de operadores de telefonía, el de cadenas de televisión, etc.

¿Es verdad lo prometido? ¿Podemos cambiar de suministrador eléctrico?, ¿Es mejor y mas barato el servicio? ¿es mas barata la gasolina?, ¿es mas plural la información de las cadenas privadas? Yo creo que mas bien asistimos permanentemente a un encarecimiento de los servicios. Los problemas de suministro y especulación han aflorado en muchos sitios. En EEUU ha habido numerosos "blackouts" y en muchos casos, como en California, tenían por detrás un origen especulativo. Todos tenemos experiencia de como funciona el servicio de muchos proveedores de energía o telefonía: números 905, esperas interminables al teléfono, etc. Y si no fuera por que de vez en cuando el estado prohíbe ciertas prácticas abusivas, sería aun peor.

La pregunta es: ¿No se estarán substituyendo los monopolios públicos por cárteles al servicio de intereses privados? Ojo!, dichas empresas han heredado toda una infraestructura pública que funcionaba: Iberia, Campsa, Renfe, Telefónica, etc. Con ello las grandes corporaciones económicas van tomando cada vez mas las riendas del poder y se blindan ante un posible cambio de Gobierno. A veces he recreado mentalmente la situación en una eventual batalla de los ciudadanos o sus poderes representativos contra esas corporaciones. Sin teléfono, gasolina, transporte, energía eléctrica, ¿que opciones tienen los ciudadanos de vencer?

El problema es que no hemos llegado al final del camino. Esta tendencia está ganando terreno en áreas como la educación, la sanidad, los servicios municipales, etc. En otros países, que van por delante en todo esto, hasta la policía y el ejercito se privatiza (veáse el caso de la guerra de Irak) y hasta cárceles en EEUU.

¿Quienes son los cooperadores necesarios en este proceso? Sin duda, los políticos, los medios de comunicación, los académicos que argumentan sobre las bondades del sistema y la inacción de los ciudadanos.

Veamos el caso de los académicos. Hay una escuela económico-filosófica que argumenta que el mercado libre es la mejor forma de organización económica. Según esa escuela, del laissez-faire, los problemas provienen de la intervención del estado. Esta filosofía está desacreditada por los hechos. En realidad lo está desde hace muchos años. Como resultado de algunos fiascos (incluyendo la gran depresión) se declaró la necesidad de cierta intervención estatal: el llamado keynesianismo. Pese a todo, en los últimos años, la presión de los grandes poderes económicos ha logrado rebajar los niveles de control e intervención del estado con resultados palpablemente desastrosos. La última crisis financiera del 2008 es un ejemplo cercano del que aun estamos sufriendo las consecuencias. Como científico acostumbrado a juzgar la validez de las teorías en función de la veracidad de sus predicciones, diría que la teoría es claramente errónea. No obstante, algunos elementos del mundo académico siguen empecinados en defender estas tesis. Sospecho, como muchos, que son simples mercenarios de intereses que se esconden por detrás (véase en el documental "Inside job" la solidez argumental de dichos "profesores").

¿Cual es, según las instituciones económicas (FMI, etc), la solución al problema? Reducir el estado, vendiendo a particulares los pocos servicios que le quedan, reduciendo plantillas, desregulando el mercado laboral, etc. Ummmm....me suena. Es como si un niño se porta mal y acabo castigando a otro. Alguno de los Zapateros lo dijo en algún discurso (El siguiente Zapatero ya no lo repitió. Cabe pensar en teorías conspirativas acerca de marcianos ladrones de cuerpos).

El tema de los políticos es aun peor puesto que ostentan la representación de los ciudadanos. Cooperadores necesarios por convicción o inacción. El adelgazamiento del estado es leitmotif del partido republicano. Reagan primero y Bush Jr después fueron algunos de sus principales arietes, con reducciones de impuestos y  desregulaciones financieras, a costa, claro esta, de generar problemas de déficit al estado. Desgraciadamente al otro lado del Atlántico nos encontramos con orientaciones parecidas. El principal actor se llama Unión Europea. Detrás de la bonita idea integradora se esconde un terreno libre de trabas para los grandes intereses económicos. Recordemos que la eliminación de empresas públicas era una de las condiciones impuestas por la Unión europea a sus miembros. Únase a esto la libre circulación de capitales que contrasta con las restricciones que subsisten para la circulación de personas. La libertad de los gobiernos para adoptar medidas se topa con la facilidad para el gran capital para moverse a su albedrío por donde encuentre menos trabas y mas baja fiscalidad. Las recomendaciones de Bruselas a los países de la Unión son un eco de las ya mencionadas del FMI. Es triste que se contamine la idea de una Europa unida con una pantalla para desarticular la capacidad de los poderes públicos para contrarrestar el creciente poder de las corporaciones multinacionales. Lo siento pero el pueril y demagógico discurso europeísta no me convence. Véase la frustrada y mal llamada constitución europea. La palabra "constitución" poco tiene que ver con el sentido usual del término, que es ante todo una ley que establece la soberanía y los derechos de los ciudadanos. En dicha ley se trataba a las empresas y a los ciudadanos en pie de igualdad. Un precedente preocupante.

La pregunta es ahora si detrás de toda esa tendencia hacia el adelgazamiento del estado hay una mano negra, una o varias cabezas pensantes y un plan preconcebido urdido con el objetivo de dinamitar el poder del estado. ¿Que es lo que yo creo? Pensandolo bien,  un poco de suspense no viene mal, y voy a dejar para otro blog la respuesta a la pregunta formulada.

         (continuará)



















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