sábado, 19 de noviembre de 2011

Dioses y Mercados

Alguien dijo que "la historia se repite" (Polybius, etc). Yo no creo que  haya sido exactamente así, puesto que el  ámbito de la acción humana ha ido creciendo hasta abarcar a todo el globo. De momento no es fácil que siga creciendo. También el progreso de la ciencia y la tecnología ha ido aumentando progresivamente el poder de transformación de los humanos. Para bien y para mal. En todo caso, sí parece que algunos elementos de la actitudes humanas se repiten una y otra vez.

Las civilizaciones primitivas poseían un panteón de dioses, cuyos de designios estaban por encima de los humanos. Los reyes y jefes legitimaban su jerarquía y justificaban sus acciones en un intento de contentar a los dioses y aplacar sus iras. Según los casos era necesario ofrecer sacrificios de animales y de humanos para contentarlos y que proporcionaran a sus pueblos una época de prosperidad.

Pues bien, si analizamos el presente, parece ser que la situación vuelve a repetirse. Ahora a los dioses les llamamos "los mercados". La acción política tiene como objetivo tranquilizarles, esperando que con ello nos obsequien con una situación de prosperidad.  Si es necesario hacer sacrificios humanos, o incluso de colectivos enteros, para calmarles, pues se hace. Nuestros representantes políticos asumen su sumisión a los todopoderosos mercados. Por encima de ellos están también los sacerdotes de los nuevos dioses y sus oráculos. A estos últimos ahora se les llama Agencias de Calificación, FMI, etc. Sus presagios  nos condicionan sobre como orientar la acción política y los sacrificios que hay que hacer.

Pero las razones de los dioses son inexcrutables. Uno se levanta cada mañana y ya no solo mira el tiempo, para saber si hay que coger el paraguas. También consulta Bloomberg para saber si hay tormenta financiera a la vista. Cuando parece que hay un anticiclón, de repente cae un chaparrón. Las medidas que se van adoptando parecen tan efectivas como pasear al santo o hacer una tamborrada para que llueva. Los líderes siguen pidiendo sacrificios, escudándose en que no son ellos los que lo desean, son los mercados. "Es peligroso enfurecerlos". Ahí tenemos el caso de Grecia, de nuevo asumiendo liderazgo europeo, sufriendo las iras de los dioses. Ellos creían tener a su lado el favor del dios Goldman-Sachs que una vez les ayudo. Pero el tributo de sangre que exige el favor pasado, supera las exigencias de los sanguinarios dioses mayas.  

 Hay algunos hombres--siempre los hay-- que se apartan del credo oficial y reivindican devolver la soberanía sobre el futuro a los propios hombres. Algunos bajan de la montaña, para hablar a sus congéneres y convencerlos. Aducen que detrás de los dioses-mercado hay otros hombres. Que los "mercados" son en realidad bancos de inversión y agencias de inversión cuyo poder radica en los tributos que los hombres les han ido dando. Y que son en realidad  los sacerdotes  que dirigen y controlan a esas entidades los que deciden los deseos que atribuyen a los dioses. Yo soy uno de ellos. Quiero hablar a los hombres. No solo a los hombres sacrificados, que lógicamente  deberían entender  que son el chivo expiatorio de la prosperidad de otros. Me dirijo a los que han dado  tributos a sus bancos (inversiones, planes de pensiones, etc). Ellos les han dado su poder a los mercados a cambio de migajas. Yo les pregunto ¿No merece la pena perder algún tributo por recuperar la libertad?

                         Also spracht Tony  







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