jueves, 5 de septiembre de 2013

La ignorancia culpable

En España hay un sentimiento bastante amplio de desconfianza y crítica hacia la clase política.  La situación es dramática para muchas familias y algunas de las medidas introducidas por el gobierno actual constituyen auténticos golpes mortales a la base de la sociedad del bienestar. Los recortes a los recursos de los servicios públicos esenciales y la transferencia de algunos de estos servicios a manos privadas son puntos de inflexión que nos conducen irremisiblemente a una sociedad llena de desigualdades e insolidaridad. "La crisis" es como el amo del castillo de Kafka una entelequia que se resiste a una comprensión desde el sentido común y que los "expertos" visten como al emperador con ropajes de verbos y sustantivos de una pseudociencia llamada economía.  En realidad se trata tan solo de  un pretexto para justificar una autentica revolución involucionista en pos de una sociedad en la que unos pocos disfruten de todo el poder y la mayoria de los recursos. Estamos acostumbrados al uso de una retórica de pretextos que justifican planes preestablecidos con fines no confesados. Ejemplos sobran. El "terrorismo" que justifica el control de los ciudadanos y los golpes mortales a sus derechos civiles. Estos días es noticia el pretexto del castigo al uso de armas químicas (antes de destrucción masiva) para justificar ideas que repugnan a la lógica o el sentido común como la "guerra humanitaria" o "el castigo preventivo". Los argumentos son tan burdos y la trastienda tan evidente que tampoco hay que ser muy listo para ver que la retórica tiene poco que ver con las autenticas motivaciones.

Pero lo mas extraño de todo es que muchas de estas cosas se producen en una sociedad democrática en la que tenemos la oportunidad de elegir a nuestros dirigentes. Parto de la base, creo que correcta, de que el número de personas perjudicadas por las medidas de crisis es bastante mayor que el de las personas beneficiadas. Por eso no me cabe en la cabeza que no le hayamos dado una patada en el culo a todos esos que los que decimos no confiar  y que siguen campando a sus anchas y deshaciendo los avances de decadas de nuestra sociedad. Pero con asombro veo que cuando incluso los mayores excesos son patentes, algunos políticos siguen siendo votados ampliamente por la ciudadanía. Berlusconi, Camps, Esperanza Aguirre o su secretario, son algunos ejemplos. A Berlusconi no le votan solo los que van a sus fiestas... eso lo entendería.  A Camps no le votaban  solo los que se han forrado con el superpelotazo mediterraneo. Y en Madrid tenemos un Gobierno que transfiere lo público a manos de unos pocos y cuya legitimidad se basa en el voto de los que no han rascado ni rascaran nada del asunto.

¿Explicacion? Se me ocurre una: ignorancia. Los votantes, pobrecitos, no se han enterado de lo que se cuece. Perdidos entre la verborrea de unos, confiados de promesas, asustados de males mayores, adoctrinados por los medios propagandísticos disfrazados de prensa libre (que si cobran del pastel) acaban legitimando con sus votos la actuación de la clase política que sirve a amos muy distintos de los que la votan.  No voy a tener conmiseración contra esos "pobrecitos ignorantes" porque contribuyen a destruir las virtudes morales que dotan a la sociedad de su belleza: justicia, solidaridad, equidad. Por eso me atrevo a hablar de ignorancia culpable. Tan culpables como lo fueron en su dia los que votaron a Hitler de las atrocidades que cometió el régimen nazi. El voto es un arma poderosa y sencillamente uno tiene que estar a la altura de la responsabilidad que conlleva. Si no sabes... pregunta. Discute. Lee.

 ¿Hay soluciones? Claro y parecen muy sencillas. Desgraciadamente no son tan fáciles como cambiar de siglas. Es un juego que ya se ha  practicado mucho. En realidad en España las elecciones no se ganan,  las pierde el otro. Hay diferencias sin duda entre un partido y otro. Pero, basta escuchar a Almunia para ver que toda la perversa justificación de los recortes en base a   "la crisis", "los mercados", "la  prima" no cambiaría si pasaramos del PP al PSOE.  Es hora
de no dejarse llevar por la teoría del mal menor. Hay que ser ambiciosos y buscar el bien.
 ¿No votar? Es la opción de muchos. Bueno, es mejor que votar a los malos. Pero, hace tiempo que a los políticos les basta con ganar por tres votos para legitimarse y hacer lo que les de la gana. Ni siquiera hay que cumplir lo prometido en el programa. Tener la mayoría se supone que te concede un cheque en blanco. Así que, que  no votes, no les duele. 
¿Manifestaciones, desobediencia civil?  Desgraciadamente se fuman un puro.
En este país hemos salido a mani por semana y al final no ha servido para mucho. Ha podido mas un juez que todas las movilizaciones para detener el "proyecto lasquety". Y esperar una revolución popular es algo muy traumático que solo se alcanza cuando el grado de deterioro llega a límites intolerables. No me gustaría seguir ese recorrido. Además, el principal problema es "el dia despues". De todas las dictaduras prefiero la dictadura de la mayoría y no la de una minoría autoproclamada  "líder del pueblo".
 Entonces, ¿que se puede hacer?
Piensa!..... la solución es fácil. La tienes que buscar tú.
 





















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