martes, 28 de febrero de 2012

¿Prevaricación del supremo español?

Con la absolución de ayer se cierra un ciclo de procesos abiertos contra Baltasar Garzón con el balance: absolución, prescripción y condena a 11 años de inhabilitación. La situación es del todo inusitada. Ver tres procesos simultáneos contra el mismo juez da que pensar. Está claro que Garzón tenía muchos enemigos y no le han faltado denuncias, pero de golpe y porrazo se produce, la admisión a trámite de tres procesos simultáneamente. La forma en la que se han llevado los tres procesos, el que el Ministerio fiscal no vea indicio de delito en ninguno, el orden en el que se han presentado, la celeridad con la que se han celebrado, el orden en el que se han juzgado, la severidad con la que se ha sancionado; Todo ello son cuestiones enormemente sorprendentes.

Las razones por las que se le ha procesado son de lo mas variadas. Pero, todas ellas tienen un denominador común. Las acciones que han llevado a Garzón a ser juzgado han sido actuaciones trasparentes y abiertas. Normalmente, los hechos delictivos cometidos a sabiendas se realizan a escondidas. Si un concejal de urbanismo recibe de una empresa, a la que tiene la facultad de conceder una contrata o una recalificación,iscal una comisión o un regalo, normalmente no se lo va contando por ahí, ni lo cuelga en la cuenta de facebook. El que realiza este acto trata de ocultarlo. El que roba un producto de El Corte Ingles, lo oculta. Pero hay veces que cogemos el sombrero de otro creyendo que es el nuestro. No se trata de robos sino de equivocaciones. Los jueces a veces cometen errores resultado de negligencia (algunas con resultados dramáticos) y a lo sumo se saldan con sanciones económicas irrisorias. Usualmente esas negligencias son consideradas universalmente reprobables aunque se pueden apreciar eximentes como la carga de trabajo, etc, etc. En este caso la situación es diferente ya que el juez Garzón se ha ratificado en sus actuaciones y ha argumentado la fundamentación de estas. No está tampoco solo en ello.
El propio Ministerio fiscal no ve indicios de delito. También se han pronunciado en este sentido miembros del aparato de justicia internacional. Hoy mismo en El País hay una carta al director
firmada por 28 abogados y académicos de derechos humanos de distintos paises que manifiestan su acuerdo con las actuaciones de Garzón. No obstante, es admisible que exista
diferencias de criterio respecto a las actuaciones judiciales. Bajo la óptica de algunos jueces las actuaciones pueden considerarse desacertadas. Es frecuente que ciertas actuaciones judiciales sean anuladas, sin que por ello el juez que las instruyó sea sancionado. Sería muy grave para un juez adoptar resoluciones con el miedo de que si su criterio no es considerado válido por otros jueces al final sea sancionado. Esta opinión la he visto expresada en varias ocasiones. Véase por
ejemplo http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-187429-2012-02-12.html
Pero OJO, los tres casos de Garzón lo son por "prevaricación": dictar a sabiendas una resolución injusta. La sanción ha sido durísima. Ya me exprese en un blog anterior respecto a la clarísima falta de relación entre la actuación y el daño causado y la sanción impuesta.


Con todas las singularidades que rodean a este caso, no hace falta ser muy listo para sospechar que el Juez Garzón ha sido víctima de una campaña con el objetivo de apartarle de la administración de justicia, y mas aún de la Audiencia Nacional donde sus instrucciones tienen mayor repercusión. El problema es que un cooperador necesario en este proceso es el propio Tribunal Supremo español. Numerosas cuestiones procedimentales han sido anómalas: en el caso de la estancia en EEUU no se ha citado a declarar a muchos testigos de las instituciones americanas que supuestamente actuaron de intermediarios en un pago fraudulento. No se han admitido muchas de las recusaciones del juez. Incluso se da la circunstancia de que el juez Varela que había instruido un caso (por el que al final ha sido absuelto) ha participado en alguna de sus otros juicios. Este hecho solo debería servir para anular dicho juicio. Las sentencias parecen mas bien un rapapolvo a un colega díscolo. Las propias resoluciones dan mucho que pensar: se le condena por la mas técnica de las actuaciones. La última en ser admitida a trámite es la primera por la que se le juzga. La de los pagos en EEUU se salda con la declaración de prescripción pero con una declaración implícita de culpa. Finalmente, en el caso mas polémico por el revuelo y las connotaciones que despierta se le absuelve, pero con rapapolvo incluido. Apostaría que hay una de una actuación inconfesable, reuniones privadas, cooperación para ralentizar unas instrucciones frente a otras, presiones y llamadas en las que han participado varios jueces del supremo. Para mí la manipulación torticera de los plazos, las admisiones a trámite contra natura, la negación de recusaciones y de las pruebas periciales, las complicidades y juicios paralelos, las resoluciones tomadas por enemistad personal o envidia, si que son constitutivos del delito de prevaricación. Desde mi pequeña parcela, sugiero que alguien, que posea mas datos que yo, alguien que se respete a sí mismo y a la justicia, alguien que no tenga miedo, debería denuciar al supremo por prevaricación. No se a quien y como se puede hacer.

No temo por el futuro del juez. Estoy seguro de que no le faltaran actividades de gran resonancia en las que podrá participar amparado por un prestigio que las sentencias no han dañado. El desprestigió es para los que le sancionaron. Y el problema es para los ciudadanos que nos quedamos huérfanos de un hombre que intenta que la justicia no tenga nichos de impunidad. Un hombre valiente y con valores. Sigo convencido de que al final el Constitucional o los tribunales europeos le absolverán. Incluso me atrevo a pronosticar que, para tapar todo el asunto y acallar las críticas nacionales e internacionales, por lo que es ya un escandalo de escala mundial para la Justicia, a algún miembro del Gobierno o instituciones adláteres se les puede ocurrir un indulto para el juez. Sea como fuere, ni la absolución posterior ni el indulto le facultaría para volver a la Audiencia Nacional a seguir impartiendo justicia. Por ello, el objetivo está cumplido para sus enemigos, y el daño causado para los ciudadanos y la Justicia con mayusculas.

jueves, 9 de febrero de 2012

Dos palabras enfrentadas: Judicatura y Justicia

En esta pantomima de democracia en la que vivimos, se ha producido un nuevo suceso vergonzoso e indignante: la condena de Garzón. Unos señores funcionarios que alguna vez ganaron una oposición que les otorga poder para decidir sobre la vida de las personas, han argumentado que un supuesto defecto formal (que el Ministerio público no reconoce) es motivo
suficiente para expulsar de la carrera judicial a uno de los pocos miembros del estamento judicial que ha luchado contra la impunidad de los poderosos. Esa "gravísima" falta procedimental adquiere la sanción mas importante que recordamos. Quieren hacernos creer que lo merece, cuando en realidad otros actuaciones judiciales que han tenido consecuencias dramáticas han salido airosas con mínimas sanciones o sin ellas.

Pero NO. Ni los jueces, ni la ley tienen el monopolio de la Justicia. Para mí, hay un principio básico de la Justicia, que no se si se enseña en la carrera, que dice que la pena debe ser proporcionada al daño causado. Este principio ha sido fuertemente violado en este caso. ¿Que daño se ha causado? Recordemos que los encausados en el caso Gurtel siguen a la espera de juicio y que los cargos contra ellos han sido ratificados por otros jueces. Solo se puede aducir daño a la imagen del PP por la implicación de muchos de cargos nombrados (incluso por la Sra. Aguirre) y electos dentro de la red Gurtel. En particular, el caso del tesorero del PP, cuya conexión con el caso se debe en gran medida al celo de Garzón en investigar la verdad. Pero OJO, al final el señor Barcenas ha quedado exonerado y solo queda algún "asuntillo menor" de incrementos patrimonales por explicar. Por el contrario hay muchos casos en los que
la actuación judicial ha facilitado la comisión de otros delitos, o ha mantenido en la carcel a ciudadanos inocentes, o ha privado ha personas de ejercer sus decisiones vitales.

Para mí, está claro que la Justicia ha salido seriamente dañada de este caso. Si miramos la trayectoria del Sr. Garzón vemos que su contribución a la Justicia supera la de todos los jueces del supremo juntos. Si no hubiera existido este país sería distinto. Pero eso, no se tiene en cuenta. Lo que cuenta, para expulsar al Sr. Garzón, es un supuesto defecto de forma sin consecuencias graves para los implicados. Cuando esto sucede, se revela que la noción pública de la Justicia por parte de los que deberían impartirla ha caído muy bajo. No es que sea un hecho aislado. Día a día vemos como la "estafa" a los ciudadanos y el "robo"(*) de grandes cantidades de dinero se saldan con impunidad, mientras que el hurto se sanciona con severidad. El amparo y el garantismo se han convertido en "puertas traseras" por las que los poderosos escapan de las consecuencias de sus actos.

No se si lo que he dicho será "desacato" pero al fín y al cabo soy reincidente. Hace muchos años cuando en España reinaba un señor llamado Franco había unos cuantos ciudadanos que le acusabamos de dictador y que no reconocíamos la legitimidad de su poder y de sus leyes. Había obreros, estudiantes y profesores que tuvieron que sufrir carreras, detenciones, palizas o represalias por su lucha. No recuerdo que hubiera ningún juez represaliado, por cierto. Puede que hubiera alguno, pero en todo caso, no es injusto decir que la judicatura era cuando menos un sector dócil al régimen anterior. Hace muchos años de eso, pero puede que algunos miembros del supremo adquirieran la condición de jueces en esa época y con esas leyes. Algunos tal vez estaban estudiando y, a lo mejor, cuando llegó la democracia les supuso un trastorno el cambio de temario. Sin duda las condiciones ahora son muy distintas, pero el otro juicio de Garzón demuestra que no todos coincidimos en nuestra actitud de denunciar la "ley" franquista y sus atropellos. En cualquier caso, ni antes ni ahora voy a dejar que ningún estamento funcionarial me enajene el derecho de decir lo que es justo y lo que no lo es.
Digamoslo en forma poética: "Hoy unas nubes grises han sepultado la luz de la esperanza".


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Nota final: en todo este escrito las palabras "Justicia", "Robo", "Impunidad", "Estafa" se usan
en el sentido ético y moral tradicional de estos términos, que a lo que parece no tiene porqué coincidir con el sentido "legal" de dichos términos tal y como se imparte en la carrera de Derecho y en las oposiciones a juez.