sábado, 22 de octubre de 2011

Mandatos y patrimonios

Las sesiones parlamentarias de esta legislatura han llegado a su fin. Si quisiera encontrar una palabra que capte mi sensación ante ella esta sería "desconcierto". No acabo de darle sentido a esta legislatura. Errática es el mejor adjetivo. Cuando muchos votaron en las últimas elecciones apoyaron a un gobierno al que le habían atacado desde muchos frentes. Algunos de ellos representan lo mas reaccionario de la sociedad española. El discurso de la oposición, quizás animado por la rabia de no haber podido mantener el poder, había recogido todas las críticas, muchas veces contradictorias, con el único objetivo de dañar al gobierno.  Pero la sociedad no es tonta. No se puede avivar el fuego de todas las contiendas, apuntarse al lenguaje crispado de tono tertuliano y a la vez presentarse como opción mayoritaria de gobierno. Recuerdo haber asistido a una manifestación de apoyo a Zapatero en la que muchos gritaban "Zapatero no estas solo". Eso parecía, si escuchabas el encendido discurso descalificador en las abominables radios y periódicos donde se vertían opiniones sesgadas de supuestos periodistas que son simples arietes de torcidas intenciones sectarias. No había tabúes en  esa crítica acérrima: ni la lucha antiterrorista, ni la política exterior... Nada

Ante esa situación muchos fueron a votar en las anteriores legislativas para parar el tren de una "reacción" crecida. Algunos gritaron "Zapatero no nos falles".  Después, algo cambió en la oposición.  Rajoy se desembarazó de la herencia aznarista. Puede que fuera por talante, o simplemente porque hizo cuentas. ¿Se puede gobernar España con una política anticatalanista, y antivasca, y apoyando a los sectores clericales que añoran unas leyes que
imponen a los demás sus propias convicciones? Yo creo que no. Además, ya tenemos experiencia: en España no se ganan votos, los pierden los demás. Así ha sido.      


Esta última legislatura ha sido un varapalo para los que gritaban " ... no nos falles". Es cierto: explotó la crisis. Es cierto: no solo en España. Es cierto: no fueron los únicos causantes. Pero..... ¿No era predecible? ¿Se ayudo a mitigar los efectos? ¿Se supo entender la dimensión de la crisis y aplicar las medidas adecuadas? Supongo que hay pocos que dirían que sí. Crear un ministerio de la vivienda, espolear la compra, desregular las garantías bancarias, eliminar el impuesto de patrimonio, bajar el tipo máximo del IRPF, bajar los impuestos por
rendimientos del capital en bolsa a corto, dar una subvención urbi et orbe por hijo nacido, dar un regalo electoral de 400 euros a todos los contribuyentes, etc. ¿Son esas medidas de izquierdas? ¿Son sensatas? Yo creo que no.

En vez de eso ¿porque no?: luchar contra el fraude fiscal, re-estructurar la administración pública, subvencionar las guarderias o los pañales y medicamentos para los niños, regular el alquiler de viviendas, reformar los recursos de las administraciones locales. Hay un largo etcetera  de oportunidades perdidas.

El caso es que para muchos esta opción política  ha quedado en entredicho. Faltos de representación los ciudadanos se han lanzado a la calle en movimientos como el 15M. Una demostración mas de que la sociedad española esta por delante de los políticos que la representan. Aunque somos muchos, probablemente mayoría, es probable que el PP recoja los réditos del desencanto.
Me gustaría pensar que existe una alternativa electoral, que trueque ese sentimiento de orfandad por el de la ilusión. Es necesario. Yo si no, no se a quien votar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario