jueves, 29 de marzo de 2012

Jornada de Reflexion o Huelga

Hoy es el día elegido para la celebración de una huelga general convocada por los sindicatos y en contra de la reforma laboral elaborada por el actual gobierno. Es un buen momento para tomar partido respecto a la huelga y los motivos que la causan. Pero la actitud debe estar en consonancia con nuestra postura respecto a la reforma laboral, su justificación, su validez y las alternativas.

Grosso modo hay dos discursos (con matices) respecto a la necesidad o no de la reforma laboral.

Uno de estos discursos es asumido por los dos partidos mayoritarios, los partidos nacionalistas de orientación conservadora, la mayor parte de los medios de comunicación y, en buena lógica debería ser, también el de los votantes de los partidos mencionados. Este discurso dice lo siguiente:
Versión corta: Estamos en crisis: Para salir de la crisis hay que reactivar la economía; para reactivar la economía hay que (entre otras cosas) aliviar a las empresas de su carga de nóminas e incentivar la contratación nueva; Para conseguir esto hay que facilitar y abaratar el despido y la nueva contratación.
Versión larga: Estamos en crisis; para que la crisis no vaya a más, el estado necesita que el déficit disminuya; para que disminuya necesitamos que la prima de riesgo no siga aumentando; para que esto sea posible necesitamos que España recupere la confianza de los mercados; para solventar posibles problemas de financiación y liquidez necesitamos el apoyo de nuestros socios europeos; para que los mercados recuperen la confianza y nuestros socios nos den las ayudas, necesitamos reformar los gastos del estado (menos gastos: privatizaciones, rebaja del numero de empleados públicos, rebaja de salarios de funcionarios, rebaja de servicios públicos, etc); para conseguir el apoyo de los mercados, los socios europeos, y la reactivación de la economía hay que acometer reformas estructurales; una de esas reformas estructurales es la reformar el mercado laboral en el sentido de facilitar y abaratar el despido y la nueva contratacion.

Hay una diferencia de actitud entre la versión corta y la larga. En el primer caso, se trata de medidas para mejorar la economía y traer prosperidad futura. En el segundo caso, se trata mas bien de un imperativo que nos viene de fuera de los mercados o de los socios europeos para impedir que el país vaya a una situación de catástrofe mayor. Cualquiera de las dos versiones ( la convencida o la resignada) coincide en que por H o por B, a España no le queda otro remedio que hacer la reforma. Desde esta lógica la huelga no tiene sentido. Por supuesto esta es la postura del Gobierno.

El segundo discurso es diferente. Dice así:
El comportamiento salvaje y sin escrúpulos de algunos poderes económicos, unido a la tolerancia y falta de regulación de los estados ha conducido a una situación de endeudamiento privado y público de enorme magnitud; la generación de una economía dirigida por la maximización de los beneficios a corto plazo ha producido situaciones insostenibles de desequilibrio económico (sectores de tamaño desproporcionado (ladrillo por ejemplo), endeudamientos a largo plazo, asunción de riesgos excesivos en prestamos, absorción de mano de obra de otros países, endeudamientos públicos excesivos, etc); La crisis es la consecuencia de la explosión de una burbuja de economía insostenible y la transición a una mas real; Los últimos causantes de la crisis no han sido responsabilizados ni penal, ni políticamente del desaguisado causado, e incluso siguen ocupando los puestos de máxima responsabilidad (bancos de inversión, políticos, agencias de calificación, etc); La penuria y la situación de crisis se plantea como una oportunidad única para conseguir una mayor reducción del sector público y un avance en la desregulación; uno de los sectores mas necesitados de reforma desde la óptica neoliberal es el mercado laboral; su reforma hay que hacerla en tiempos de depresión económica porque la precariedad laboral la hace mas aceptable por los desesperados ciudadanos y permite venderla como solución de mejora y no como retroceso; los mismos bancos, expertos, políticos y agencias de calificación que condujeron a la crisis, con la inestimable ayuda de los medios de comunicación permitirán vender el"discurso número 1" haciendo que la población acepte, con mas o menos resignación, un retroceso de años en la legislación laboral. Desde este segundo discurso, la huelga está justificada.

Yo, desde luego, suscribo la segunda versión de los hechos. Posiblemente, mas de uno lo haya notado según leía. Habrá quien diga que hay otras opiniones que son híbridos de las anteriores. Por ejemplo: "la crisis fue creada por la desregulación y la codicia, pero no nos queda mas remedio que seguir las directrices que nos imponen porque las consecuencias de ni hacerlo así pueden ser peores." Pero al margén de variantes, ¿cual de las dos grandes opciones es mas verdadera?

Estoy seguro que si pregunto a los ciudadanos con corbata habría un dominio abrumador de partidarios de la opción 1. Pero si aceptamos que todos los votantes del PP y gran parte de los del PSOE asumen el primer discurso (por coherencia) entonces habrá que concluir que incluso entre los ciudadanos de Parla o Fuenlabrada, la primera opción vencería por mayoría aplastante.

Pese a que haya mayoría, los argumentos del primer discurso no se tienen en píe o son inasumibles.

Seguire ..........

miércoles, 14 de marzo de 2012

Libia, Iran, Siria .... ¿que se debe hacer?

En el mundo existen muchos regímenes dictatoriales en los que los dirigentes campan por sus respectos y no se someten al imperio de la ley. El poder absoluto y la impunidad conduce a los desmanes, entre los cuales está la represión salvaje de los disidentes. Los límites de lo que es o no dictatorial y lo que es represión salvaje no son claros. Todos los regímenes justifican sus actuaciones con argumentos muy similares: los disidentes son agentes subversivos, terroristas y frecuentemente al servicio de potencias extranjeras. De esa forma el ciudadano ingenuo, ve con buenos ojos las actuaciones porque se presentan como esenciales para la protección de su propia seguridad. Por otro lado, la apelación a la injerencia extranjera azuza el "nefasto" sentimiento patrio y deslegitima las protestas internacionales como interesadas. Todo eso nos puede sonar a algo que también lo hemos visto en los llamados países democráticos. El discurso de George W. Bush y su gobierno para legitimar sus actuaciones nacionales e internacionales usaba parte de esos elementos. En todo caso, !Que sería del Mundo si no hubiera ciudadanos ingenuos! Es una tarea en la que todos podemos contribuir.

La política internacional debería conducir al aislamiento de los países mas brutales. Desgraciadamente, no son esos los parámetros que guían la política internacional de los países mas poderosos. Se apoya a los dictadores amigos y se denosta a los enemigos. Esta era la práctica habitual durante la guerra fría. De paso, los dictadores amigos abrían sus mercados o sus recursos a los poderes económicos de los países poderosos. La política internacional norteamericana de la guerra fría en el área centro- y sud-americana tuvo este corte. Curiosamente muchos ciudadanos norte-americanos bien-pensantes pero ingenuos aun no lo saben, y se tragaron el discurso hipócrita (mejor decir mentiroso) que apelaba a la democracia y la libertad como motor de sus actuaciones. Los medios de comunicación, por ingenuidad o complicidad (no se que es mas grave) se encargaron de hacer llegar el mensaje a los hogares.

Los tiempos han cambiado. Los halcones encuentran mas difícil justificar su juego geo-estratégico por la amenaza de una guerra mundial. Pero, la pregunta sobre cual es la política internacional correcta nos alcanza a todos los ciudadanos. Las cosas no están tan claras porque en algunos casos se tiene constancia de violaciones flagrantes de derechos humanos por parte de los estados dictatoriales contra sus propios ciudadanos. Muchos gobiernos, organizaciones y medios de comunicación defienden la intervención de carácter militar para proteger a los ciudadanos. Quede claro que yo rechazo el concepto de "bombardeo humanitario" o "guerra humanitaria". Reconozco que me quedé bastante solo en mi postura contraria, cuando dicho concepto se llevó a la práctica por parte de gobiernos "encarnados" o "rojillos". Me refiero a Bill Clinton, Felipe Gonzalez, etc en la famosa intervención en Kosovo, no amparada por las Naciones Unidas.

Hay otras formas mas suaves en los que se puede argumentar la justicia de la intervención internacional: crear zonas de exclusión área, pasillos humanitarios. Sinceramente, en esos casos me asaltan las dudas. Y no solo a mí, por lo que parece. Recientemente recibí un mensaje de la organización Avaaz a la que pertenezco que contenía una mini-encuesta relativa a estas cuestiones en referencia a Siria. Obviamente, la pregunta no es si me parece bien que haya zonas protegidas, y pasillos accesibles para el acceso a medicinas, víveres y evacuación de civiles, cosa que claramente sí. La pregunta estaba bien formulada, porque incluía la opción del uso de la fuerza militar para garantizar esas cuestiones. Y es pensando en esa parte, que he contestado que NO me parece bien.

El problema con Avaaz, como ya les dije en alguna ocasión (aunque no se si le llego a alguien), es que no hay un foro de debate. Te plantan una serie de iniciativas, que usualmente son firmas, y tu puedes sumarte o no hacerlo. También puedes proponer iniciativas tu. Echo de menos el debate e intercambio de opiniones. En este caso, la encuesta era tipo test y ni siquiera he podido explicar mis razones. Conclusión: he escrito este blog para desquitarme. A lo mejor les mando un link.

Así que me toca explicar porqué pienso que no. Quede claro que para empezar hay una cierta indefinición sobre cuales son los objetivos de los opositores al régimen. La idea de que se trata de ciudadanos que luchan por la implantación de la democracia creo que dista mucho de aplicarse a todos los casos. Si bien eso puede ajustarse a la revuelta de Túnez, no creo que sea el factor esencial en el caso de Libia o de Siria. Hay cuestiones étnicas, geográficas y religiosas que yacen en el origen del conflicto (también era el caso en Kosovo). Pese a ello, en casi todos estos casos está claro que la represión salvaje del régimen se produjo y afectó a civiles desarmados. Esto está ocurriendo en Siria en este momento. Quizás si no hubiera existido el precedente de Libia me habría sido mas difícil contestar a la pregunta de Avaaz. Pero la intervención de Libia, amparada en este caso por la ONU, me ha reforzado en mi postura contraria. Es público y notorio (salvo para los ingenuos o interesados) que la intervención en Libia ha ido mas allá de la garantía de protección de la población civil. Las fuerzas internacionales han actuado como unidades al servicio de los rebeldes y decantado el curso de la guerra en favor de éstos. Después, los argumentos humanitarios se han desvanecido cuando la venganza, el atropello y la violación de derechos humanos se ha instalado en el país. Los medios silencian esta situación. En la práctica, como pasó en el caso de Kosovo, la actuación internacional ha decantado la correlación de fuerzas en favor de unos. En el asunto kosovar, los gobiernos internacionales se apresuraron a reconocer al nuevo estado y con ello a tirar por tierra la supuesta justificación de la intervención. Está claro que ni Milosevich, ni Gaddafi eran personas gratas a occidente. Tampoco lo es Al Assad.

Desgraciadamente, estamos lejos de alcanzar un ideal en el que la política internacional se mueve en base a argumentos éticos y no a intereses. El camino inicial sería la creación de unas normas de obligado cumplimiento por parte de los gobiernos. Los países que firmaran el protocolo se someterían a las sanciones de los demás si lo violasen. Con el tiempo, cabe pensar que mas y mas países formarían parte de ese club, lo que contribuiría a identificar y aislar a los
regímenes dictatoriales. Quizás entonces se podría pensar en esa "policía internacional" a cuyo concepto parece que quieren adscribirse las fuerzas militares internacionales de intervención.


¿Y Iran? Esa es otra historia. Muy distinta. Ya hablé en otro blog. Y no será la última vez.