sábado, 4 de octubre de 2014

Caso tarjetas de Bankia: breves reflexiones

Se acaba de hacer publica la existencia de unas tarjetas opacas que Caja Madrid
daba a los consejeros y directivos para que cargaran gastos relacionados con el
puesto. En los últimos días se han producido una serie de dimisiones y ceses de algunas de las personas implicadas. Presumiblemente habrá más. Acompañando a esas dimisiones se han ido vertiendo declaraciones de dirigentes sindicales y políticos  de distinto signo que han hecho proclamas de petición de responsabilidades a sus militantes implicados. En mi opinión no son mas que teatro: un rasgado de vestiduras dedicado a intentar plantear el tema como una cuestión individual de los implicados  a la que se supone que sus organizaciones eran ajenas. Si lo pensamos bien ese planteamiento no resiste el mas mínimo escrutinio. ¿Porqué?

Estamos hablando de un hecho que afecta a 86 personas pertenecientes a casi todos los partidos del arco parlamentario, además de sindicatos y empresarios. Esas personas fueron nombradas por sus organizaciones para controlar las actividades de Caja Madrid. No son personas cualesquiera. De los 86, solo 3 personas no usaron la tarjeta, pero, por lo que parece, nadie denunció su existencia. Es grave pensar que el hecho se ha acabado conociendo por la información  facilitada al juez por el partido X proveniente de una fuente anónima.  Si se acaba demostrando el mal uso de la tarjeta en una mayoría de los consejeros, la teoría de probabilidades (teoría de muestras) nos daría el porcentaje de ovejas negras  en los partidos y sindicatos o al menos entre sus mas destacados militantes: próximo al 100%. Así que la  teoría de la oveja negra aislada se desmorona.

La segunda premisa, la del desconocimiento por parte de los aparatos de los partidos, al menos en Madrid, tiene poca credibilidad. Puede ser que Pedro Sanchez o Rajoy no lo supieran, pero es poco probable que Tomás Gómez o Esperanza Aguirre lo desconocieran puesto que los nombrados eran en muchos casos personas de su máxima confianza. En mi opinión es posible que algunas personas no se quedasen el dinero sino que lo facilitasen a su formación. Para otros era una remuneración en especie y oculta al fisco.

Respecto a la posible legalidad, ya se pronunciarán los tribunales. Como he expresado muchas veces, no tengo mucha fe en esta vía. Entre el retraso, la prescripción, las triquiñuelas, etc todo pasará sin pena ni gloria. En el supuesto de que le tocara a un juez celoso de su trabajo, con los bemoles para enfrentarse  a la presión de todos los frentes y al que no se hubiera inhabilitado previamente,  siempre cabe la apelación a instancias mas politizadas como el supremo o el último  recurso del indulto. Presumiblemente se escenificara una sanción del tipo devolución del dinero y quizás multa. A saber de donde saldrá ese dinero.

Pero al margen de lo penal, está muy claro que lo que este hecho indica es  el conjunto de malas prácticas asociadas con las cajas de ahorro. Lo que ha acabado siendo un  expolio a los ciudadanos. ¿Como es posible que personas nombradas para controlar la gestión de la entidad cobraran de está cantidades no declaradas? ¿Como es posible que se les diera una tarjeta en la que no tenían que justificar gastos? ¿Como es posible que los responsables de la entidad disfrazaran esos pagos en errores informáticos? ¿Para que se necesita un ejercito de consejeros que aducen que no tenían conocimiento para anticipar la quiebra de la entidad? ¿Como se puede nombrar consejero de un banco a alguien que ni siquiera sabe lo que es legal o no? ¿Como se puede pensar
que el que nombra a un corrupto o dos o tres no tiene responsabilidad política en el tema?

El dinero correspondiente a las tarjetas son sin duda pequeñeces dentro de los dineros que movía Caja Madrid. Pero esas pequeñeces revelan el estilo de reparto del pastel de las cajas. Había un poquito para todos. Los créditos a partidos, organizaciones, personas   o empresas  afines sin las garantías características del mercado eran practica común. La quiebra de Caja Madrid  y otras cajas es sin duda la historia de un comportamiento fraudulento de grandes proporciones, mantenido como ocurría con la mafia a base de tener a mucha gente en nómina. No es casual que los mecanismos de control del estado fallaran. Desgraciadamente ese escandalo  mucho mas grave, con muchos mas nombres y de mayor nivel que el tema de las tarjetas, tiene aun menos visos de
salir a la luz y de que se acabe rindiendo cuentas con la justicia.